
Lingotes, monedas, joyería… El oro se puede presentar en distintas formas y no sólo en base a su valor: también en base al total de su composición: Recordemos que aunque la pureza máxima del oro se sitúa en un valor de 24K, es el oro de 18K el más alto nivel que podemos encontrar en joyería.
Aunque se ha vuelto muy popular en los últimos tiempos, el ‘’oro laminado de 18K’’ no entra dentro de lo que conocemos como oro de primera ley: la razón es que su composición en oro no suele superar el 2-3% del total.
Además, en algunas ocasiones el oro laminado de 18 K se presenta como un fraude para el consumidor que realmente desconoce el auténtico precio del oro laminado y cuál es el valor que debe pagar por el oro según su nivel de pureza.
¿Qué es el oro laminado de 18k?
El oro laminado de 18k se usa como una capa de aleación, en baja composición, en piezas de joyería que incluyen predominantemente latón, cobre y, en el mejor de los casos, plata.
Dentro de su composición total a esta pieza de joyería se le recubre con una ligera capa de oro laminado de 18K que no suele alcanzar el 3% en oro. Este proceso da a la pieza un aspecto dorado, aunque no deja de ser una pieza de plata, cobre o latón recubierta por una finísima capa de oro.
Diferencias entre el oro laminado y el oro de 18 k
La pureza del oro se mide en quilates (expresado como K) siendo el oro de 24 K el estándar de máxima pureza que puede alcanzar este metal, entendiendo que por 24 partes de metal, las 24 son de oro.
Dada su cualidad de metal blando que caracteriza a este metal precioso, lo habitual es utilizar como máximo nivel de pureza al oro de 18 K; es decir, una aleación del 75% en oro junto con otros metales que se puedan añadir dureza y consistencia a la pieza, lo que en joyería supone una gran ventaja puesto que permite trabajar formas y detalles que serían imposibles con la poca dureza de una pieza de 24 K.
Cuando hablamos de oro de inversión como en el caso de Olmex Quality, siempre se trata de oro de 24 K y dada la escasa dureza del metal, los lingotes vienen protegidos en un blíster protector para evitar que se rayen o se lastime.
Así pues, hablar de oro puro en joyería es, habitualmente, hablar de oro de 18 K (aunque siendo estrictos, sea un 75% de pureza) y dado que el valor del oro puede fluctuar y no estar al alcance de todos los bolsillos también surge como alternativa el oro laminado de 18 K.
Las piezas en las que se aplica oro laminado ven su valor muy reducido respecto a las piezas de oro macizo: dado que no suele superar en la composición total de una pieza más de un 3%.
Dentro del sector de la orfebrería el oro laminado puede ser una de las formas más asequibles de acceder a piezas bañadas en oro, pero si buscamos oro de la máxima pureza es imprescindible evitar aleaciones de baja composición como el oro laminado.
Valor del oro laminado de 18k
Si te planteas el oro laminado de 18 K como activo de inversión, ya es una idea que puedes empezar a desechar: su composición real en oro no suele ser mayor a 0,07 K, por lo que su uso se da eminentemente en joyería, como alternativa más económica al oro de primera ley.
El valor del oro laminado no representa ningún interés como activo refugio, y es que si queremos comprar oro para inversión debemos evitar aleaciones de baja composición como el oro laminado y recurrir directamente a lingotes con una composición nunca inferior a 24 K.
Otra opción de inversión más asequible que los lingotes pero con mayor valor que el oro laminado también son las monedas de oro: muchas tienen un peso menor a los 30 gramos, pero te aseguras que la pureza del oro que las componen es auténtica.
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